La pandemia del coronavirus, generó una caída importante en las coberturas de vacunación en todo el mundo. Obviamente la Argentina no fue ni es la excepción ya que las mismas venían en descenso antes de esa emergencia.
Una enfermedad que estaba erradicada en América, la poliomielitis paralítica, hoy acecha a 580.464 niños susceptibles por falta de vacunación o esquemas incompletos. Lo mismo sucede con el sarampión, enfermedad considerada controlada y que hoy encuentra a 713.000 chicos en riesgo.
El descubrimiento del virus de la polio en las aguas residuales en Londres y en Nueva York ha generado una revisión y atención en la situación actual de las enfermedades que se estimaban controladas, teniendo en cuenta que las coberturas necesarias deben ser del 95% o más.
En el Reino Unido, las autoridades sanitarias decidieron realizar una campaña de vacunación para aplicar dosis adicionales a los niños de 1 a 9 años. Mientras tanto, en Nueva York, también identificaron al virus polio en las aguas residuales. En julio pasado fue denunciado un caso de poliomielitis en un adulto del Estado de Nueva York. El primero en 10 años.
En África hay dos casos importados que se están conteniendo con campañas de vacunación adicionales. “Mientras haya un solo niño infectado, los niños de todos los países corren el riesgo de contraer la poliomielitis” advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El descenso de coberturas ha provocado que la OMS categorice a la Argentina como país de riesgo mediano-alto de reintroducción de virus porque el país no cumple con los niveles de coberturas vacunales recomendadas. Como se trata de enfermedades eliminadas, la cobertura de vacunación para polio, sarampión y rubéola debe ser mayores al 95%.
A pesar de que no hay casos autóctonos en el país, los casos importados podrían generar contagios en aquellos niños o adultos susceptibles. Los no vacunados o vacunados incompletos son los que corren más riesgo de adquirir la infección y desarrollar cuadros graves, básicamente en los menores de 5 años.
La mejor demostración fue el brote de sarampión en agosto de 2019, que duró siete meses, hasta marzo de 2020: se reportaron 179 casos y una muerte. La vigilancia epidemiológica es un factor fundamental para controlar la aparición de estos brotes y actuar en consecuencia en forma inmediata, bloqueando el brote.
Contenido actualizado el May 21, 2024, 10:17 pm