Una de las más trágicas y devastadoras enfermedades del Siglo XX, fue sin duda la poliomielitis, que causó estragos en el mundo.

Todos los proyectos destinados a descubrir un tratamiento efectivo o una vacuna antipoliomielítica, se veían limitados por distintos factores. Por otra parte, las características especiales del virus que sólo crece en determinados tejidos vivos, dificultaba y encarecía cualquier tipo de investigación.

Una de sus víctimas, Franklin Delano Roosevelt, que pese a su impedimento físico llegó a ocupar la presidencia de los Estados Unidos; dio el paso inicial para el desarrollo de una vacuna al establecer, en 1935, una fundación dedicada a su investigación.

En 1949 se pudo mantener vivo un tejido hepático para cultivarlo en tubos de ensayo. En 1951 se habían determinado tres cepas del virus de la polio y en realidad, ya no sólo era una guerra contra la enfermedad, sino una carrera contra el tiempo, ya que la pandemia causaba más y más víctimas.

Un médico, el Dr. Jonas Edward Salk ya había obtenido resultados positivos con una vacuna inyectable conteniendo virus inactivados; pero que no daba resultados a largo plazo, por lo que requería varias revacunaciones. A pesar de ello, en 1955 y para detener la pandemia, se realizó una campaña masiva mundial de vacunación, que logró tan buenos resultados que la incidencia de polio se redujo en un 90% en tan sólo 5 años.

Al mismo tiempo, el Dr. Albert Bruce Sabin, nacido el 26 de Agosto de 1906 en Bialystok, Polonia (que en ese entonces formaba parte de la Rusia Imperial), y que desde 1930 ostentaba la ciudadanía estadounidense, preparaba en el Hospital de Niños de Cincinatti la vacuna que sería definitiva para esa terrible enfermedad.

La investigación se llevó a cabo en monos. En 1957 se hallaba disponible una vacuna oral a virus vivos atenuados que llevaría hasta hoy, el nombre de su creador.

Esta vacuna que en sus principios se administraba en un terrón de azúcar, provocaba la aparición de anticuerpos que luego se mantenían por años. La duda que se afrontaba era el de la mutación del virus y su posterior transformación en salvaje: para ello, Sabin no dudó en administrársela a sí mismo y a sus dos hijas (nacidas en 1950 y 1952, respectivamente).A partir de allí, la vacuna fue usada masivamente y logró el control de la enfermedad en gran parte del mundo. Hoy, la polio, declarada erradicada en la región de las Américas, se encuentra en período de control global.

El Dr. Sabin, afectado de una polineuritis desde 1983, siguió con sus estudios hasta el día de su muerte; en la búsqeda de una vacuna contra el cáncer y el SIDA. Dueño de una fuerte personalidad, generó no pocas polémicas en el ambiente científico, como producto de la seria y enfática defensa de sus investigaciones.

El 3 de marzo de 1993, murió en Washington D.C. a los 86 años, silenciosamente, con el tibio reconocimiento de un mundo demasiado distraído por salvarse de sus modernas miserias.

Contenido actualizado el March 6, 2020, 3:35 pm