Hace 210 años, el precursor de las vacunas, Edward Jenner, probaba en su cuerpo y el de su familia, lo que sería la primera inoculación de un suero extraído de lesiones de la piel de las vacas y que debería servir para prevenir una enfermedad fatídica que diezmaba las poblaciones del mundo: la viruela. El hecho de obtenerse de las vacas definió su nombre universal, VACUNA. Ciento setenta y seis años después, la viruela se declaraba erradicada.
Este hecho histórico sin precedentes y la ya inminente erradicación de la poliomielitis paralítica de la faz del planeta, pueden, en un futuro no muy lejano, quedar tal vez desplazados por otros logros no menos exitosos y globales, fundados en la PREVENCIÓN POR VACUNAS.
En los últimos 20 años, el desarrollo de los agentes inmunizantes ha sido, sencillamente impresionante. Y a cada momento, con el arrollador avance biotecnológico, sus tiempos se aceleran. Los éxitos científicos en este área han sido determinantes para la aparición de numerosas vacunas y han abierto líneas de investigación para un nutrido grupo de enfermedades que hasta hoy no encuentran solución definitiva en la medicina práctica.
Para ello se necesita del esfuerzo de millones de seres anónimos, cada uno en su puesto, atentos a una mínima respuesta química o biológica en el laboratorio que se presente como una barrera efectiva frente a una enfermedad; o en el otro extremo, al simple control de un esquema de vacunación en un remoto centro de salud...
La Argentina es un país que, pese a sus dificultades, se encuentra hoy en un lugar privilegiado en lo que respecta a calendarios vacunales. Nuestro Calendario Nacional de Vacunación, recientemente modificado, está al nivel de numerosos países desarrollados. Actualmente, a los 18 meses de vida, los niños argentinos tienen la posibilidad de estar prevenidos contra 11 enfermedades; algunas de ellas potencialmente severas o mortales. La última en incorporarse, a mediados del año pasado, fue la vacuna contra la hepatitis A, enfermedad ésta que es la principal causa de transplante hepático en los niños.
Los programas oficiales de vacunación han ido acumulando éxitos en el país a partir de la implementación del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), de la Organización Panamericana de la Salud, hace más de 20 años. Se pasó paulatinamente de situaciones de riesgo de epidemias a altas coberturas de vacunación que provocaron el control de esas enfermedades.
La importancia de un Calendario de esta naturaleza radica en su carácter gratuito, lo que permite la inmunización preventiva de cualquier niño o adulto residente en nuestro país. Si la coherencia demostrada hasta ahora persiste, nuevas vacunas se irán incorporando al Calendario, pero el máximo objetivo actual y futuro es el de llegar a todos aquéllos que por razones socio-económicas, geográficas o sanitarias, aún quedan marginados de su derecho a la salud.
Pero no olvidemos que la vacunación es un derecho, pero también un deber; ya que la protección individual significa la protección de toda la comunidad.
Nota: Publicado en el suplemento Salud, del diario La Nueva Provincia, de la ciudad de Bahía Blanca, Argentina. 22/3/2006
Contenido actualizado el March 22, 2002, 12:12 am