Luego de soportar más de 6 meses de una pandemia trágica y polémica desde donde se la analice, por su origen, por su aparición ¿inesperada?, por su errante accionar, por sus múltiples y confusos efectos, y otras realidades más que pusieron en vilo el accionar médico e institucional en el mundo, la solución más esperada (y esperanzada) son las vacunas.
Y es así, vacunas en plural, ya que las líneas de investigación pasan por distintos abordajes sobre las debilidades del virus SARS-COV2, que ese es su nombre original. Existen en la actualidad 147 vacunas en desarrollo que se basan en distintas estrategias de trabajo: vector viral no replicante, ADN, ARN, a virus vivos atenuados, a virus vivos inactivados, partículas similares al virus (VLP), subunidades de proteínas (una de ellas en los laboratorios de la universidad de San Martín, asociada al CONICET en Argentina).
Por otra parte, indefectiblemente se debe cumplir con las fases obligatorias para la producción de una vacuna segura, proceso que en circunstancias normales puede llevar años. En este momento, todo el esfuerzo del mundo está volcado a conseguir el inmunizante salvador y esto puede acelerar significativamente esos tiempos.
Luego de las pruebas previas in vitro y en animales (que podría denominarse fase 0), siguen las fases siguientes:
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Fase I: Prueba en grupos pequeños, de entre 20 y 100 personas sanas. Se busca confirmar que la vacuna sea segura, efectiva, identificar efectos secundarios y determinar la dosis adecuada.
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Fase II: Estudio a mayor escala en el que participan varios cientos de personas. Se evalúan los efectos secundarios en el corto plazo y la reacción del sistema inmune en la producción de anticuerpos.
- Fase III: Ensayo mucho más grande sobre miles de voluntarios. Se compara cómo evolucionan las personas que fueron vacunadas respecto a las que no (efecto placebo). También se chequea la efectividad, la seguridad de la vacuna y eventuales efectos secundarios que no hayan aparecido en la fase II. En esta fase se puede conseguir la aprobación para comercializar la vacuna.
Luego de comenzar su uso, se hace un seguimiento de la vacuna para certificar todo lo investigado y que los resultados finales sean los buscados. No hace falta pensar mucho para darse cuenta que este es el mayor esfuerzo realizado en la historia de la medicina, globalmente hablando, para poder frenar efectivamente a este virus letal, cuyo origen aún es motivo de discusión.
La innovación tecnológica y las enormes cantidades de dinero que ya se han dispuesto para este gran desafío, están determinando logros en tiempo récord, pero las pruebas en humanos llevarán un tiempo prudencial que, entre otras vicisitudes, deben superar situaciones técnicas y éticas.
Otro factor que ya se está discutiendo, a sabiendas que también llevará un tiempo conseguir una producción de vacuna que alcance a todo el mundo, es cuáles serán los grupos prioritarios que debieran recibir la vacuna ante la aparición de los primeros lotes.
Como se puede apreciar, todavía queda un duro camino para llegar a la meta, cuyo éxito depende de múltiples factores. Pero la ciencia está trabajando a destajo para conseguirnos una defensa efectiva contra este flagelo que, esperemos, quede como un mal recuerdo y nos sirva de enseñanza para prevenir una pandemia y no correrla desde atrás.
Dr. Carlos Köhler
Contenido actualizado el October 1, 2020, 1:22 pm